Intenté dormir de pies, de parado, como en el cole, ¿por qué
puedo hacerlo en el colectivo y no en mi habitación? Probé dormir gritando: es
como desmayarse.
Ordené migas, las de pan, las de galletitas, aquellas de
origen incierto. Pude clasificar con mucho esfuerzo cada silencio molesto. Por ejemplo,
el silencio que tiembla, el silencio arrogante, el silencio de conocer el final
del chiste.
Puse de mayor a menor, de caso único a lo de siempre, todo
lo referido al gesto y la mueca. Se podrían hacer tres películas sobre la
diferencia entre el gesto y la mueca pero nadie se anima a financiarlo. Seguí
clasificando, lo que produce efecto y lo que se va por un borde haciendo
equilibrio hasta caerse.
Soy una colección de trompadas de hermanos mayores. Soy predecible
como un diccionario.
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