28 feb 2012

Notas sobre el amor

Hoy hablaremos de amor. Mañana, pasado, todo el mes. Si da, todo el año. Porque  sobre el amor se construyeron mil edificios. Sobre el amor y sus bastas redes y bobas y muertos y cartas y niños. Amor de a dos, amor a un país, amor piquetero, o caso ¿la solidaridad no es amor?, o el amor ¿es un triste ideario que nunca sirvió para mucho? Y si el amor fuera tanto que sería solo narrable en pequeños pedazos; fragmentos que no se pueden juntar más que una pésima película que mezcle el amor del solado por la patria con el amor de la novia que espera el regreso.

¿Y la experiencia?, la práctica misma del amor -del llanto adolecente a ley dictada para el divorcio- es un hecho social que nos muestra las mil formas que puede asumir. ¿Y las preguntas sobre la naturaleza del amor o su funcionalidad? Claro a no olvidarse de las ramas: odio, vergüenza, lastima y así todo podría entrar en los sentimientos.

Hoy no digo más que lo siguiente. El amor –entre tantas cosas- es muerte, es una pareja. En su ideal, el ideal de amor eterno, persigue la muerte. Lo eterno, es imposible, es una triste expresión de deseo, utilizable sí, por qué no decir: eterno, hay que decirlo a sabiendas de su imposibilidad. El amor por ideal, tiene un cierre perfecto: la muerte en uno, acompañar, estar, compartir hasta el último instante es un acto de amor solamente realizable con la muerte adelante. Llevar acabo el ideal del amor, ese que reza que acompañará hasta los últimos segundos, es declarar su futura muerte. Sobre el caerán las ideas de eternidad para salvarlo, para poner un manto de ¿esperanza? (todo pareciera remitir a los sentimientos).

“En realidad, el amor no puede realizarse sin la fijación. Sin este elemento, permanece inseguro de sí, insatisfecho, temeroso e inquieto. Es esa inquietud lo que lo hace amor, sólo que no lo sería realmente si lo admitiera y lo aceptara sin resistencia. Para ser amor, debió tomar la fijación como su ideal… Y, sin embargo, mientras más se acerca al ideal, menos queda de él; el ideal del amor es su tumba, y sólo puede llegar ahí en calidad de cadáver. Es como si Tánatos condujera la carroza de Eros.”  (Zygmunt Bauman – Ética posmodera… pp. 117) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

y las palabras se liquidaron el interès...