15 jul 2011






De tanta catástrofe anunciada, mi primo se brotó. Pensaba más en un posible meteorito aniquilador, que en las elecciones del domingo o en las plantas de su patio. A los pocos días su cuerpo se fue encorvando. Doblándose en sí como una lombriz recién puesta en un anzuelo. Pobre mi primo. Pensaba en llamarlo y explicarle que estamos destinados a perecer, él, yo, su perro, el inspector de tránsito, los curas y los Romeros Feris; no iba a ser del todo un buen consuelo pero el método es aliviador. Todos lo usamos alguna vez en la secundaria: mirá pa, salí mal pero también salió mal todo el curso o mirá primo te vas a morir, como todos.

No me digan que estoy banalizando la muerte. Prendan el noticiero y vean como se banaliza de verdad: la muerte, la vida, los sueños; y mientras se banalizan algunas cosas se vuelve impostergable el tránsito de una ciudad, las declaraciones de las declaraciones de lo que dijeron que declaró.  

Como no brotarse, ahora lo entiendo un poco. Capaz no sea miedo a la muerte, sino miedo a no poder escapar de tanto boludeo. Por qué no decirlo: vos sos un pelotudo, estás atravesado por tanto boludeo que cuando te mueras ni cuenta te vas a dar. Ese es otro punto: mi primo posiblemente se quiera pensar muriendo.  





Pos-data: si no se entiendo nada o poco, no te preocupes, o sí porque perdiste tiempo. Yo tampoco se muy bien a donde iba. Esa también es la idea de teclear sin freno, tirar y tirar. ¿Vieron que buena está la foto de Hitchcock? ¡Que groso, por qué no lo tuve de abuelo! 

1 comentario:

Marina dijo...

se entiende perfecto y cómo no brotarse con tanta mierda dando vuelta.. lo bueno es poder pensar justamente qué está detrás de ese boludeo...


besón... muy bonito hitchcock pero me puede más Laiseca con sus cuentos!!!